miércoles, 23 de abril de 2014

CUANDO ERAS JOVEN

Cuando eras joven todo te parecía posible, casi todo era nuevo, interesante e intenso, la música tenía un sonido especial y la oías a toda pastilla, ahora con los años solo soportas algo de jazz y bajito. Cuando eras joven podías hacer cientos de kilómetros del tirón sin dolerte ningún músculo ni darte ningún tirón, hoy, ahora a nuestros años nos cuesta ya bajarnos ya subirnos a la dichosa moto que parece ser más alta cada año que pasa, vas estirando las piernas y la gente igual piensa que bajo el casco todavía eres ese joven que sacaba la pierna en las cuevas y hacía caballitos cada dos por tres y cómo les explicas que solo son tirones que te dan por la edad que los tendones no son lo que eran y la elasticidad se pierde como el color del cabello y te vuelves como el lomo plateado de los gorilas en la niebla, color de canas, color de madurez, de ese gris plomizo, pero hablando en plata, no es el de la sensatez ni mucho menos. Cuando eras joven no buscabas a los amigos te los encontrabas por la calle, hoy si te los encuentras todos tienen muchas cosas que hacer menos salir a pasear en moto como antaño, cuando eras joven la sonrisa vivía instalada en tu rostro, ahora son arrugas dibujadas, marcas de pesares y de penas vividas con y por la cara, cuando eras joven todo brillaba, el sol era soportable, tolerable, ahora que ya no somos tan jóvenes nos complace más la sombra en el verano y buscamos ese calor de invierno en esos tímidos rayos de sol y bastan dos gotas de lluvia para apartarte de la carretera, cuando eras joven ni las cataratas del Niagara te apartaban de tu sendero, es más, no había senderos el camino lo hacías al rodar, no importaba si alguien te esperaba en el punto de destino, conocías a gente por el camino, ahora, en estos tiempos, prefieres pasar de incógnito sin que te vean, por si acaso es algún fantasma del pasado, o aquel al que debías aquellos mil duros que te dejó y que nunca se los devolviste. Cuando eras joven las únicas pastillas que tomabas eran alguna anfetamina para estudiar, lo malo era que te ponías como una moto de carreras y el examen ya había terminado cuando tu todavía ibas por la primera pregunta y habías escrito veinte folios sobre la misma idea, luego te tomabas un par de valiums para bajar aquel subidón, terminabas con un dolor de cabeza y tenías que tomar un optalidón, consecuencia de todo esto que las pastillas no molaban, ahora que siguen sin molar las tomas por prescripción facultativa, una para la artrosis, otra para la próstata, otra para dolores varios, otra para dormir cuando son las cuatro de la madrugada y no hay forma de cerrar los párpados, amén de si tienes hepatitis o cualquier enfermedad contagiosa presa de tu infame carrera por vivir la vida tan deprisa cuando eras joven que ni tu propia sombra te podía seguir. Cuando eras joven dormías en el hotel de las mil estrellas de tu tienda de campaña sin importarte el frío, la compañía, el desayuno o el póntelo, pónselo, vivías al día a tope, ahora que darías cualquier cosa por volver a dormir en aquel hotel de las mil estrellas pero ya el suelo te parece demasiado duro, el desayuno es imprescindible, la ducha obligada y de la compañía mejor ni hablamos porque como cuando eras joven todo te daba igual y no pensabas que un día como hoy serías mayor, maduro, no tendrías un duro y añoras lo que hacías cuando eras joven pero ya es tarde, porque cada edad tiene lo suyo, pero a mí aunque me cueste subirme y bajarme de mi moto,esa que cada día es más alta cada día no renuncio al paseito diario, al viajito de las vacaciones no pagadas, ni a las rutas a ninguna parte como cuando era joven.

No hay comentarios:

Publicar un comentario